“Dormir no es arte pequeño: se necesita, para ello, estar desvelado el día entero.” Friedrich Wilhelm Nietzsche
Todos alguna vez en nuestra vida hemos pasado una noche en vela sin poder dormir ya sea por irnos de juerga hasta que cierren la discoteca, por los nervios del examen de mañana, porque algún vecino ha montado una fiesta en casa, por estar enfermos, por consultar con la almohada más de la cuenta o por engancharnos a alguna serie de Netflix y querer ver “sólo un capítulo más”…
Pero ¿qué pasa cuando esto se convierte en rutina? ¿La falta de sueño o la mala calidad del mismo tiene consecuencias para nuestro cerebro? ¿Puede alterar las funciones cognitivas?
EL SUEÑO NORMAL
Al contrario de lo que pueda parecer, el sueño no es un fenómeno pasivo, es necesaria la activación de diversas áreas cerebrales (predominantemente localizadas en diencéfalo y el troncoencéfalo) para que se produzca un sueño normal.
Las principales características de las diferentes fases del sueño son (Tirapu, 2012):
- Fase I (Sueño superficial): Se perciben la mayoría de los estímulos que suceden a nuestro alrededor. Este sueño es poco o nada reparador. El tono muscular está disminuido y aparecen movimientos oculares lentos.
- Fase II (Sueño superficial): Se produce un bloqueo de los inputs sensoriales en el tálamo, por lo que hay una desconexión del entorno. Es parcialmente reparador, pero no es suficiente para descansar completamente. El tono muscular es menor que en la fase I y desaparecen los movimientos oculares.
- Fase III (Sueño profundo): El bloqueo sensorial se intensifica, hay mayor profundidad de sueño. Si la persona se despierta en esta fase se encontraría confusa y desorientada. El tono muscular está más reducido y tampoco hay movimientos oculares.
- Fase IV (Sueño profundo): Mayor profundidad del sueño. Es esencial para la restauración física y psíquica. Es la fase en la que se manifiestan algunas alteraciones como el sonambulismo o los terrores nocturnos.
- Fase REM: Es la fase en la que tenemos los sueños que se presentan en forma de narración. La actividad eléctrica cerebral es rápida. El tono muscular es nulo (para impedir que representemos lo que soñamos). Las alteraciones más típicas en esta fase son las pesadillas y la parálisis del sueño.
TRASTORNOS DEL SUEÑO
Según la clasificación de trastornos del sueño ICSD-3 de la American Academy of Sleep Medicine (AASM) estos son los diferentes trastornos del sueño:
Me voy a centrar en tres de los trastornos más frecuentes y sus consecuencias neuropsicológicas:
Insomnio
Es el trastorno más frecuente en adultos, sobre todo en mujeres. Por insomnio se entiende la dificultad para la conciliación o el mantenimiento del sueño, despertar precoz o un sueño poco reparador y se manifiesta por síntomas nocturnos y diurnos.
En Medrano-Martínez (2016), se analizaron las alteraciones neuropsicológicas asociadas a insomnio crónico, encontrando que las principales funciones cognitivas afectadas son:
- Atención: los datos indican que en tareas simples, la velocidad de procesamiento es alta mientras que en tareas complejas hay una disminución significativa.
- Memoria: Algunos estudios demuestran bajo rendimiento en memoria episódica en insomnes, principalmente en la consolidación.
- Funciones ejecutivas: dificultad en el cambio de foco de atención en los insomnes que duermen menos de seis horas. En cuanto a la memoria operativa y a la resolución de problemas, los resultados son contradictorios.
El síndrome de apnea obstructiva del sueño (SAOS)
El SAOS se caracteriza por episodios recurrentes de oclusión total o parcial de las vías respiratorias superiores durante el sueño por 10 segundos o más. Estos episodios ocasionan despertares breves, suele acompañarse de ronquidos fuertes y como consecuencia sueño excesivo durante el día.
Lanzagorta (2018) afirma que son varios los estudios que concluyen que las personas con SAOS presentan déficits cognitivos, sobre todo en:
- Atención y concentración: alteraciones en los tres tipos de atención (atención sostenida, selectiva y dividida)
- Memoria: alteración en memoria a corto plazo tanto verbal como no verbal.
- Funciones ejecutivas: presentan errores de juicio y en tareas de toma de decisiones, problemas para mantener la motivación, mayor tiempo de reacción en tareas de inhibición conductual y estrategias de planificación inadecuadas.
- Habilidades visoperceptivas y visoconstructivas: peores puntuaciones que los controles sanos.
- Funciones motoras: peor puntuación en coordinación motriz, peor tiempo de reacción en tareas de coordinación visomotora.
- Lenguaje: deficiencias en habilidades del lenguaje en pacientes con SAOS severo.
Además este trastorno del sueño es uno de los factores de riesgo para el desarrollo de deterioro cognitivo leve (DCL) y demencia.
Narcolepsia con cataplejía (tipo 1)
Es un trastorno caracterizado principalmente por excesiva somnolencia diurna y síntomas de disociación del sueño REM. Los síntomas son: pérdida repentina de tono muscular durante la vigilia o cataplejía, parálisis del sueño y alucinaciones hipnagógicas.
En la revisión de Medrano-Martínez (2018) se ha encontrado que los pacientes con narcolepsia con cataplejía presentan:
- Atención: rendimiento más bajo en tareas que requieren atención sostenida, o atención selectiva y dividida. Tienen dificultades para mantener la atención en tareas monótonas o de larga duración, y en tareas de alta demanda cognitiva, junto con una disminución de la velocidad de procesamiento cognitivo.
- Memoria: No hay conclusiones, pero es de esperar que el proceso de consolidación esté afectado.
- Funciones ejecutivas: Los resultados son poco consistentes. Algunos estudios demuestran alteraciones de fluidez verbal e inhibición de respuestas.
Para terminar…
Como has podido observar estos trastornos de sueño se asocian a diferentes alteraciones neuropsicológicas, especialmente de atención, memoria y funciones ejecutivas.
Todos somos conscientes de los efectos a corto plazo de una mala noche (irritabilidad, somnolencia diurna, dolor de cabeza, problemas de concentración…) pero pocos saben las consecuencias de una mala calidad de sueño de manera crónica.
Durante los últimos años nuestro ritmo de vida ha cambiado considerablemente, modificando nuestros hábitos alimenticios, de ejercicio físico y disminuyendo la cantidad y calidad del sueño.
Hay mucha evidencia científica que demuestra que los trastornos del sueño crónicos son un factor de riesgo significativo para diversas enfermedades, como enfermedades cardiovasculares, trastornos psiquiátricos, emocionales y cognitivos.
Para facilitar el comienzo o el mantenimiento del sueño hay una serie de pautas a seguir que son el denominador común de toda intervención terapéutica para los trastornos del sueño.
En esta infografía te muestro algunas de estas pautas de higiene del sueño para favorecer un sueño normal:
¡Que tengas dulces sueños!
- Carrillo-Mora, P., Barajas-Martínez, K. G., Sánchez-Vázquez, I., & Rangel-Caballero, M. F. (2018). Trastornos del sueño:¿ qué son y cuáles son sus consecuencias?. Revista de la Facultad de Medicina UNAM, 61(1), 6-20.
- Gállego Pérez-Larraya, J., Toledo, J. B., Urrestarazu, E., & Iriarte, J. (2007). Clasificación de los trastornos del sueño. In Anales del sistema sanitario de Navarra (Vol. 30, pp. 19-36). Gobierno de Navarra. Departamento de Salud.
- Lanzagorta, N. (2019). Consecuencias neuropsicológicas de la apnea obstructiva del sueño y efecto terapéutico de la presión positiva constante de la vía aérea en el rendimiento cognitivo. Neurología, Neurocirugía y Psiquiatría, 46(2), 52-57.
- Medrano-Martínez P, Ramos- Platón MJ. Alteraciones cognitivas y emocionales en el insomnio crónico. Rev Neurol 2016; 62: 170-8.
- Medrano-Martínez P, Ramos- Platón MJ, Peraita-Adrados R. Alteraciones neuropsicológicas en la narcolepsia con cataplejía: una revisión. Rev Neurol 2018; 66: 89-96.
- Tirapu-Ustárroz J. Neuropsicología de los sueños. Rev Neurol 2012; 55: 101-10.
- Urrestarazu, E., Escobar, F., & Iriarte, J. (2015). El sueño y su patología. Medicine-Programa de Formación Médica Continuada Acreditado, 11(73), 4385-4394.