Hay una fuerza motriz más poderosa que el vapor, la electricidad y la energía atómica: la voluntad. (Albert Einstein)
Apuntarse al gimnasio, aprender inglés, conseguir un ascenso, madrugar, poner la lavadora, visitar a la suegra… ¿Te suena? Todas tienen algo en común: para realizar cualquiera de estas actividades se necesita motivación (unas más que otras)
¿Qué es la motivación?
La motivación es definida como la activación del comportamiento en la búsqueda de un objetivo. En otras palabras, se refiere a los mecanismos que nos hacen desear y decidir hacer ciertas cosas.
Es un elemento fundamental de nuestra interacción con el mundo y entre nosotros.
La motivación no se debe entender como un problema de personalidad, o como un rasgo que una persona lleva consigo. Más bien, la motivación es un estado de disponibilidad o deseo de cambiar, el cual puede fluctuar de un momento a otro o de una situación a otra. Dicho estado se puede ver influido por múltiples factores.
¿Hay diferentes tipos de motivación?
Según los autores Deci y Ryan existen diferentes tipos de motivación para explicar la conducta humana:
Motivación intrínseca:
Refleja el grado más alto de autodeterminación y se refiere a la participación voluntaria en actividades por la satisfacción y placer que se obtiene al realizarlas. En este caso, el individuo es el origen de su propia acción. Este tipo de motivación se considera un signo de competencia y autodeterminación. Promueve la creatividad y un aprendizaje de alta calidad
Motivación extrínseca:
La motivación extrínseca es el reflejo de hacer algo como medio para conseguir un fin, ya que se persigue una consecuencia. Por ejemplo, un elogio, una recompensa… Quedarse hasta tarde trabajando para conseguir un ascenso (motivación extrínseca) Vs trabajar hasta tarde porque te encanta tu trabajo (motivación intrínseca)
Amotivación:
Se refiere a la falta de intencionalidad y, por lo tanto, a la ausencia de motivación, ni intrínseca, ni extrínseca. Las personas amotivadas experimentan sentimientos de incompetencia, indefensión y pérdida de control. Hay varios diagnósticos psiquiátricos diferentes que pueden presentar déficits de motivación como puede ser la depresión, trastorno bipolar, esquizofrenia, TEPT o trastorno de la ansiedad.
¿Motivación o fuerza de voluntad?
Seguro has escuchado a alguien decir: <<Yo tengo motivación pero me falta fuerza de voluntad>>, o <<eso es genético, o tienes fuerza de voluntad o no la tienes…>> pues…¡¡alerta de spoiler!! ¡La fuerza de voluntad “no existe”! (y no, no son los padres). Todas las estimaciones que se han hecho desde un punto de vista objetivo y riguroso han resultado muy poco o nada productivas.
El investigador y profesor de psiquiatría clínica de la Universidad de Columbia, Carl Erik Fisher, resumió su utilidad de esta forma:
(…) la fuerza de voluntad es un concepto mestizo, que connota una amplia y frecuentemente inconsistente gama de funciones cognitivas. Cuanto más de cerca lo miramos, más cosas encontramos enmarañadas. Es hora de deshacerse de él definitivamente.
Este autor también demuestra cómo las creencias acerca de la fuerza de voluntad pueden ser perjudiciales. Hay estudios que han demostrado que éstas influyen fuertemente en el autocontrol: Los sujetos que creen en el agotamiento del ego (que la fuerza de voluntad es un recurso limitado) muestran un autocontrol decreciente durante el curso de un experimento, mientras que las personas que no creen en ello, su autocontrol es constante.
Por lo que si alguien deja de fumar no es porque tenga más fuerza de voluntad sino porque siente más deseos por dejarlo, su motivación para hacerlo es más poderosa que otras motivaciones.
¿Me voy al gimnasio o me quedo viendo la tele?
Nuestras vidas giran en torno de los objetivos que nos vamos marcando en nuestro día a día, ya sean grandes o pequeños. Los psicólogos de la motivación distinguen dos tipos de objetivos: los que quieres alcanzar (de aproximación) y los que deseas evitar (de evitación). Puede ser que una persona estudie porque le apasiona estudiar y aprender cosas nuevas (de aproximación) o puede que estudie para evitar un suspenso o la humillación de fracasar (de evitación).
Seguro que éste último ejemplo ha sido tu motivación (y la mía) para estudiar hasta las 3 de la mañana el día antes del examen.
Muchas personas se acogen al principio hedonista “evita lo que cause dolor, busca lo más placentero” para dirigir sus acciones.
Pero, ¿cómo tomamos esas decisiones?
Muchos factores diferentes influyen en la motivación, incluidos los estados fisiológicos internos del organismo, las condiciones ambientales actuales, así como la historia y las experiencias pasadas del organismo.

Para que todos estos factores influyan en la motivación, la información sobre ellos debe procesarse de varias maneras; debe ser evaluado y codificado, y a menos que los motivos sean novedosos, la valoración y la codificación se verán afectadas por los procesos de aprendizaje y recuperación.
Realizamos un cálculo de coste-beneficio.
Los costes asociados con la acción conductual pueden incluir:
- esfuerzo físico
- esfuerzo mental
- tiempo
- pérdida de oportunidades potenciales
- incomodidad
- peligro (riesgo de dolor y posible muerte).
Los beneficios asociados con la acción conductual pueden incluir:
- cumplir con las necesidades fisiológicas y psicológicas
- obtener un refuerzo secundario a esas necesidades
- escapar del daño
- evitar algunos de los costos enumerados anteriormente.
¿Se puede entrenar la motivación?
Según Veronika Brandstätter de la universidad de Zúrich sí se puede, solo hay que:
Ahora ya puedes coger la lista de buenos propósitos que te marcaste en año nuevo, ver cuáles no has conseguido aún y decidir llevarlos a cabo siguiendo estos pasos.
Si te ha motivado no olvides comentar y compartir.
Bibliografía utilizada:
- Almaguer-Melián W , Bergado-Rosado JA. Interacciones entre el hipocampo y la amígdala en proceso de plasticidad sináptica. Una clave para entender las relaciones entre motivación y memoria. Rev Neurol 2002;35 (06):586-593
- Jimenez, L. (2017). El poder y la ciencia de la motivación.
- Juan L. Núñez, Jaime León Testing the Relationships Between Global, Contextual, and Situational Motivation: A Longitudinal Study of the Horizontal, Top-down, and Bottom-up Effects. Revista de Psicodidáctica (English ed.), Volume 23, Issue 1, January–June 2018, Pages 9-16
-
Miller, W.R. y Rollnick, S. (1999). La entrevista motivacional: preparar para el cambio de conductas adictivas. Barcelona: Paidós
- Ng, B. (2018). The Neuroscience of Growth Mindset and Intrinsic Motivation. Brain Sciences, 8(2), 20. http://doi.org/10.3390/brainsci8020020
- Simpson, E. H., & Balsam, P. D. (2016). The Behavioral Neuroscience of Motivation: An Overview of Concepts, Measures, and Translational Applications. Current Topics in Behavioral Neurosciences, 27, 1–12. http://doi.org/10.1007/7854_2015_402
- Westerhoff N. (2012). Las claves de la motivación. Mente y cerebro. 52. pp 10-17.